Este dolor no es mío es el título de un libro que según parece ha sido un superventas en Amazon. Me alegra mucho que así sea, pues la información que transmite está llegando a la población general.

En consulta vemos muchas veces como alguno de los síntomas que los consultantes presentan se deben a experiencias que están más allá de ellos mismos. Se trata de eventos traumáticos que no les han sucedido a ellos, sino que han vivido otros miembros de la familia, en ocasiones antes de que  nacieran.

Es difícil entender como un suceso al que no hemos asistido, que no hemos vivido en primera persona puede incrustarse en nuestra memoria implícita (otro día hablaremos de las memorias) y manifestarse en la actualidad, de una forma que nos incomoda.

En realidad si lo pensamos bien no es tan raro. Si en nuestra familia ha sucedido algo que ha producido mucho dolor, es normal que esa información no se olvide, y que se siga transmitiendo, con el sano objetivo de prevenir que algo así vuelva a suceder.

Pero lo que sucedió no se puede corregir, fue seguramente  terrible y no hay forma de poder hacer nada con ello, más que llorar el dolor que provocó. En ocasiones hay una gran resistencia a hacer los duelos, la tristeza no está bien vista, y en ocasiones nos defendemos de ella de formas muy poco adaptativas. De esta forma los duelos quedan abiertos, la tristeza no se puede transita, y lo que se transmite es el miedo, el pánico, a que aquello o algo parecido vuelva a suceder.

Esa información viaja a los que nos suceden del mismo modo que el color de ojos, los rizos del pelo, o el temperamento. Y la nueva generación crece con esa alerta. Cualquier experiencia de la vida cotidiana puede conectar con esa información y entonces se disparan síntomas que pueden parecer incomprensibles, o exagerados en base a las vivencias del consultante.

Es fascinante cuando esa información se revela y podemos trabajar con ella. Yo lo trabajo con EMDR de forma muy parecida a cómo haríamos con las experiencias propias.

Cada vez tenemos más claro que la herencia va mucho más allá de la transmisión genética.